Hay personas a las que siempre extraño, por mucha comunicación que tenga con ellas. Durante el fin de semana estuve en contacto con las dos y no saben lo feliz que me sentí de tener noticias de sus vidas. Hemos sido compañeros de viaje desde hace muchos años y apesar de la distancia y los océanos que hay de por medio, seguimos compartiendo nuestra historia, nuestros sueños y realidades.
Margarita ha sido mi amiga desde hace mas de una década, somos cómplices, confidentes, espejos, es un pedazo de mi alma y de mi corazón. Ella me enseño mucho cosas, como el trabajar por la independencia emocional, que a veces es mucho mas difícil que la económica. Actualmente vive en el viejo continente, y en este momento esperamos con ansias la llegada de su bebé; me duele no haberla visto embarazada y no haber podido tocar su panza, sin embargo estoy feliz y emocionada, de ser parte a la distancia de esta etapa tan importante y trascendental en su vida.
Omar es mi otro cómplice, mi crítico mas firme y amoroso, otra parte fundamental de mi vida, otro pedacito de mi alma (ahora entienden porque el título del blog). El se fue todavía más lejos, donde empieza primero el año y el día, donde filmaron la trilogía de Tolkien y donde es feliz desde hace varios años. A Omar le gustan los retos, intelectuales y creativos; en estos momentos está aprendiendo mucho y compartiendo sus conocimientos con los demás. Añoro nuestras caminatas interminables por Reforma, los fines de semana en el cine y las charlas eternas en algún Vips.
Me siento tan orgullosa de los dos, de la vida que diariamente construyen y de que seguimos siendo grandes amigos, con mas experiencias, con mas conciencia y con mucho mas amor.
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